Hola a todos.
Para el que ha leído el libro MARIPOSAS EN LA SANGRE, y para el que me sigue a través del blog, os comento que mi amiga Lore ha fallecido.
Os recuerdo la situación. Mi querida amiga Irene de Guatemala fue una de mis "CUARENTA Y CINCO" en los correos electrónicos que iba enviando contando mi enfermedad. Al poco de haber empezado esta aventura de escribir, me apareció una espontánea, una íntima amiga suya de Guatemala: Mónica. Esta última me escribió un correo muy bonito, pidiéndome que me acordara de su hermana Lorena, que más o menos a la vez que yo, empezó una terrible enfermedad: leucemia. Desde entonces, Mónica pasó a ser otra de mis "cuarenta y cinco".
Mientras yo iba viviendo lo mío, ella -Lore- vivió lo suyo. Es -era-, unos años mayor que yo, con unos hijos un poco más mayores que los míos. Desde que su hermana Mónica me la presentó por correo electrónico, iba recibiendo noticias suyas sin parar. Ha sido como una hermana en la distancia, aunque por desgracia no la he podido conocer en persona. Pero tuve el honor de ser su amiga en las creencias y en el sentido de la vida... Falleció el jueves pasado, 18 de octubre de 2012. En fin, Dios sabe más, Él tiene unos planes que normalmente no tienen nada que ver con los nuestros. Así son las cosas, no hay vuelta de hoja.
Este fin de semana hablaba con unas amigas mías sobre la vida en general, lo que nos toca pasar. Allí estábamos juntas varias separadas, una de ellas había recibido algún que otro maltrato por parte de su ex marido, otra que había perdido un hijo de 13 años en un estúpido accidente, otra con una hija con síndrome de down, yo con mi "ex-cáncer"... Y la conclusión a la que llegamos es que la vida es esto, alegrías y también tristezas, pero tenemos que estar lo más preparados posible para lo que nos venga. Está claro que nadie está preparado para recibir un palo gordo, pero como bien decía Víktor Frankl, lo importante no es lo que nosotros esperamos de la vida, sino lo que la vida espera de nosotros. No es lo mismo llorar eternamente nuestras desgracias -que muchas veces no es para menos-, que ser capaces de superarnos en los momentos más duros. El Dr. Frankl lo sabía muy bien, sobrevivió a Aushwich, sabía de lo que hablaba.
No es que te tenga que importar poco las cosas: eso es frialdad. Pero sí reflexionar sobre el dolor y el sufrimiento y saber a ciencia cierta que si las cosas ocurren no es por casualidad, todo tiene un por qué. ¡Ojalá sepa poner en práctica lo que os estoy escribiendo!
No quiero extenderme mucho más. Sólo decir que gracias a mi cáncer, pude ir a Guatemala, pude volver a ver a mi amiga Irene, pude conocer en persona a Mónica, y pude conocer, aunque fuera en la distancia, a Lorena. Creo que estará gozando de la presencia de Dios y que desde allí nos ayudará. Para mí ha sido y es un honor haberos conocido y haber formado parte, aunque fuera por correo electrónico, de vuestra vida. Desde aquí, un recuerdo imborrable para ella y para toda su familia.
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