Buscar este blog

martes, 9 de abril de 2013

SE FUERON LOS MEJORES

Hace un tiempo, cuando leía la obra de Victor Frankl "El Hombre en busca de sentido", me emocionó profundamente leer uno de sus pensamientos. Cuando evocaba a sus compañeros de campo de concentración que perecieron, dijo que sin duda se habían ido los mejores.
Hoy quiero decir lo mismo de las personas que a lo largo de mi mundo canceroso he conocido y nos han dejado. El viernes de Dolores murió Mariló, una chica de 38 años, de cáncer de mama. La conocí un día, cuando con esa cara de buena persona, se me acercó y me pidió que le firmara el libro. Yo me quedé encantada con ella. Llevaba su pañuelito en la cabeza, y tiraba del carrito con su bebé dentro. Pero Dios no ha querido que siga aquí, se la ha llevado. 
Leí una vez un razonamiento que me gustó. Dios se lleva a las flores que están lo suficientemente maduras para ser cortadas del jardín. Me gusta porque eso quiere decir que yo todavía estoy muy verde, y tengo muchas cosas por hacer todavía... 
Hace unos días murió Carmen, una mujer simpática y vivaracha como ninguna. La conocí hace muchos años, cuando nuestros hijos eran pequeños. Luego le perdí la pista pero hete aquí que me la encontré en una sesión de quimio. Tenía unas ganas de vivir que no os podéis imaginar, pero claro, todos tenemos un fin en este mundo, y a ella le llegó hace poco. Os cuento una anécdota graciosa de Carmen. Tenemos dos amigas comunes que son un par de polvorillas. Un día decidieron que eran un par de desastres en el inglés y se metieron en un curso de inglés en una academia. Pues Carmen se apuntó también y, después de la quimio, allá que se iba a recibir sus clases de inglés. El profesor era nativo y creo que terminó de las tres hasta las narices.
Por último, hace unos días murió un bebé, hijo de unos amigos. Ella es otro ejemplo de mujer coraje. Ante la opción de acabar cuanto antes con el embarazo, o la opción de dejarle vivir, ella eligió la segunda. Y puede estar convencida de que hizo lo que tenía que hacer. Quiso darle la oportunidad de dejarle vivir, y el niño murió cuando tenía que morir. 
Para terminar, os comento una cosa. Me preguntaban hace poco sobre la fe, por qué creo. No es cuestión de explicar esto en dos palabras porque es más complicado, pero a modo de resumen, creo que Dios sería muy pequeño y muy simple si cupiera en mi cabeza, así es que de manera relativa, con las limitaciones propias de mi condición de ser humano, os digo que para mi creer en Dios hace que mi vida cobre sentido. ¿Y si te has equivocado?, me dijeron. Bueno, pues si me he equivocado, por lo menos tengo que decir que mi religión, en la que yo creo, te hace ser mejor persona. No que yo sea buena persona, sino que te hace ser mejor persona. Y eso es algo tan probado que el que no lo reconozca es porque no quiere reconocerlo. Y no hay más ciego que el que no quiere ver.