Buscar este blog

viernes, 15 de febrero de 2013

SABOR AGRIDULCE

Hace unos días se cumplieron 15 años de mi maternidad. Hace 15 años que fui madre por primera vez y cada vez que llega esa fecha me siento muy feliz.

Feliz por la familia que he formado, por los cuatro regalos de hijos que Dios me ha dado. Ese día, hace 15 años, fui consciente del verdadero milagro de la vida. Un ser humano no puede ser exclusivamente el resultado de una relación sexual, es más, no puede ser sólo un resultado de una relación sexual entre dos personas que se quieren y han decidido vivir juntos para siempre.

Un ser humano tiene una trascendencia. Y este pequeño detalle de la trascendencia es la que nos olvidamos si no estamos un tanto pendientes. A veces nos creemos que los hijos los tenemos por un trabajo enorme por nuestra parte y que nos los merecemos. Y no subimos un escalón más y vemos que los hijos son un regalo, una donación que se nos hace, y que nuestros, nuestros, lo que se dice nuestros, no son. Tienen, como nosotros, fecha de caducidad. Y el que Manda, es el que establece esa fecha de caducidad.

Todos estos buenos pensamientos se me han turbado y el sabor dulce se ha convertido rápidamente en agridulce, porque por mucho que me haga la idea de que ya estoy curada, siempre viene algún banco cariñoso o alguna compañía de seguros para recordarme que estoy estigmatizada para el resto de mi vida. Si, es cierto. Soy una EX CANCEROSA. Pero joroba tener que estar dando explicaciones a cada banco que viene y va por mi empresa, se ofrecen a proporcionarte ayuda para que tu negocio siga creciendo, pero..., y ahí está la madre del cordero, tienes que hacerte un seguro de vida. Y para los bancos y las compañías de seguros, mi vida ya no vale nada... Eso quiere decir que tengo que estar dando explicaciones continuamente sobre esa marca que llevo para siempre de que pasé por quimioterapia en el año 2011.

Total, que entre unas cosas y otras, esa felicidad de saberme madre me la ha estropeado los dichos bancos. Cuando oigo los anuncios publicitarios en los que se oye que ayudan a crecer tu empresa, patatín, patatán, .... si no fuera tan patético sería para reírse a carcajadas. "Tu banco cercano", "tu banco amigo...", en fin, déjame que me siente para poder soportar el ataque de risa que me acaba de dar.

Así es que, amigos todos, el cáncer no está superado socialmente. Por mucho que te digan que estás curada, que tienes muchos años por delante, etc..., siempre me quedará esa marca para el resto de mi vida. Soy consciente de ello, lo que ocurre es que cuando te lo restriegan por la cara fastidia... y mucho...

jueves, 7 de febrero de 2013

ESPAÑA Y LA MUSICA

¿Qué pasa en España con la música? Es una pregunta que no paro de hacerme.
No tenemos que ser todos Mozart pero, ¡caramba!, un poco de cultura musical. Hay personas que están absolutamente convencidas que la música te tiene que gustar y tienes que tener el oído ya preparado desde que naces, y que si no tienes ese don innato, estás muerto, musicalmente hablando.

Yo creo que no es exactamente así. No hace falta cantar como un ruiseñor para que te gusten las cuatro Estaciones de Vivaldi, ni tampoco hace falta que sepas tocar el violín para que te guste el concierto para Violín de Tchaikovsky (hablando de este maravilloso concierto, os recomiendo que veáis la película "El CONCIERTO", no os defraudará).

He tenido la suerte de viajar un poco por otros países, y la cultura musical es muy diferente de aquí. En Alemania o Suiza es bastante habitual que la gente sea capaz de tocar un instrumento, o por ejemplo, siempre hay un coro de cuatro voces en muchas iglesias; en Rusia entras en un restaurante más o menos de élite y te encuentras a un Cuarteto tocando música en directo. Es, en definitiva, una costumbre arraigada en la sociedad. Aquí en España, sin embargo, es muy complicado un ambiente así. 

¿Es que en Centro Europa tienen más oído que nosotros? ¿Es que son más listos que nosotros? En mi opinión NO. Yo creo que hay listos y hay tontos en muchas partes del mundo. El problema está en las tradiciones sociales y familiares y, sobre todo, en el sistema educativo. Como en todo, si no te acercas a la disciplina, poco aprenderás por ciencia infusa.

Este problema lo podríamos trasladar a los idiomas. ¿Por qué en Dinamarca, por poner un ejemplo, son prácticamente todos bilingües? Un danés me lo decía en una ocasión: porque son seis millones de daneses en el mundo. Con su idioma no van a ningún lado y para abrirse al mundo es preferible que empiecen ellos a aprender otro idioma en vez de exigir a los demás que sepan el danés. No hay nada mejor para aprender que tener una buena motivación. Es más, tienen una doble motivación: mantener vivo su idioma y abrirse al mundo.

Algo así ocurre también con la fe. Yo creo que es un don que se nos ha dado, pero como no tratemos de ejercitarlo se nos marchita. Es verdad que podemos esperar que Dios nos ilumine, y claro, como eso de iluminarnos no es como el que pone una bombilla de repuesto, hay que mezclarlo con la libertad humana, que es un misterio bastante increíble. Tenemos la opción de rechazar o aceptar la fe. Somos libres.